El primer consejo que os dejamos desde Tratamiento de Aguas Zaragoza es que antes de llenar la piscina, debemos de asegurarnos si durante el invierno se ha producido alguna grieta o fisura por dónde se podría perder agua, lo mismo con azulejos que se hayan podido despegar.
De la misma manera también revisaremos todos los filtros, diferentes conexiones, bombas… y llevaremos a cabo un primer filtrado durante aproximadamente 24 horas antes de estrenar temporada. Desde Tratamiento de Aguas Zaragoza te aconsejamos que bajo ningún concepto utilices jabón para limpiar la piscina, el jabón tiene una reacción muy potente con el cloro y este simple hecho podría suponer un gran problema.
Nos tenemos que acostumbrar a medir los niveles químicos del agua aproximadamente 2 o 3 veces a la semana, desde Tratamiento de Aguas Zaragoza os podemos asegurar que llevando un control exhaustivo del agua evitaremos problemas de infección que puedan afectar a nuestra salud.
También debemos de acostumbrarnos a que en el momento que miremos los niveles químicos del agua, tendremos que vaciar el skimmer, desde Tratamiento de Aguas Zaragoza te recomendamos que este vaciado lo hagas aproximadamente dos veces por semana. Tenemos que poner especial atención al limpiarlo, para evitar la acumulación de restos o de hojas en su interior y que estas le impidan hacer su trabajo.
Siempre tenemos que comprobar también los niveles de cloro, se comprueba de manera muy sencilla y rápida y nos estaremos asegurando que estos niveles no afectan directamente a nuestra salud. Desde Tratamiento de Aguas Zaragoza os recomendamos que esta medición la hagas tres veces por semana.
Por último, comprobar también los niveles de Ph, como siempre os comentamos en Tratamiento de Aguas Zaragoza el Ph debe de estar entre unos parámetros del 7,2 al 7,6. Si estos niveles respetan las tolerancias indicadas no tenemos porqué tener ningún tipo de problema en nuestra piel. Eso sí, si los niveles se superan o no llegan a los parámetros indicados notaremos síntomas como reacciones en la piel o las mucosas, escozor, caída del cabello o irritación en los ojos.
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